Cada tercer fin de semana de mayo, se celebra en Asakusa, uno de los barrios más visitados y clásicos de Tokio, el Sanja Matsuri, dedicado a pedir abundancia en la cosecha y prosperidad para el barrio.
El próximo fin de semana, entre el 20 y el 22 de mayo tiene lugar este multitudinario festival que puede llegar a abarrotar los alrededores del templo Senso-ji.
El viernes, el primer día, comienza un gran pasacalles, el Daigyōretsu, con danzas e incluso es posible ver alguna geisha. Una vez finalizado el pasacalle, en diferentes lugares del templo Sensoji, podéis ver los bailes de Binzasara. Estos bailes se llaman así por los instrumentos que utiliza para orquestar la danza, que parecen como una serpiente sin piel pero hecha con bambú.
Durante el sábado los diferentes distritos de los barrios de Asakusa, sacan a pasear sus mikoshi para pedir abundancia y riqueza para sus vecinos.
Los mikoshi se usan en muchos matsuri y son, por hacer un paralelismo, procesiones pero en realidad serían más como un templo portátil donde se cree que va un kami (dios) dentro. El hecho de pasearlos por las calles del barrio es una forma de pedir por la prosperidad de los vecinos e incluso hay alguna gresca por ver quienes son los afortunados en portar el mikoshi. Al igual que un cascabel, los mikoshi son balanceados por sus portadores violentamente pues así se le pide al kami de su interior que bendiga a los presentes en este ritual llamado «tamafuri».
El día más importante es el domingo bien temprano, sobre las 6 de la mañana, cuando salen los tres principales mikoshi desde el Sensoji, atravesando la calle Nakamise hacia la famosa puerta Kaminarimon, la del gran farolillo rojo que, en un día como hoy no podréis ver porque se pliega para que puedan salir los mikoshi.
Durante este día se exhiben los mikoshi del sábado en las calles cercanas al Kaminarimon, por Umamichi-dori.
La Yakuza, la mafia japonesa
Pero sin duda, lo que llama la atención de este festival son los Yakuza, la mafia japonesa. Generalmente suelen ser discretos aunque llaman la atención desde lejos. Un día normal suelen ir vestidos con traje, incluso en verano, gafas de sol y un estilo un poco hortera, la verdad. El traje ayuda a tapar los tatuajes que tienen en espalda, brazos y pecho. Este tipo de tataujes es muy particular de la yakuza, llamado «irezumi».
Los tatuajes no están especialmente bien vistos en Japón precisamente por esto, porque suele ser distintivo de la yakuza. Aunque va cambiando cada vez más con el empuje de la juventud, lo cierto es que todavía hay muchos baños públicos, tanto onsen como sento, que prohíben la entrada a toda persona que tenga tatuajes, sea japonesa u occidental. Por muy poca pinta que tengas de mafioso japonés, no te dejarán entrar en muchos baños si tienes tatuajes.
Durante el Sanja Matsuri, sobre todo durante la encarnizada «pelea» para ver quien lleva los mikoshi princpiales el domingo, los yakuza se quedan en un tipo de ropa interior japonesa llamada fundoshi que podría recordarnos a un taparrabos dejando a la vista los maravillosos para unos, y terroríficos para otros, tatuajes que les identifica como yakuza.
Generalmente no son peligrosos si no nos metemos con ellos, así que mejor verlos desde lejos.