Con el buen tiempo, comiezan los esperados matsuri, los festivales japoneses. Aunque se celebran durante todo el año, es en primavera, verano y otoño cuando podemos disfrutar mejor de los matsuri. Aunque ya os hablé de los festivales japoneses anteriormente, hoy me voy a centrar en los elementos que suelen portar en las comitivas o pasacalles de dichos festivales.
Es muy probable que si asistís a un matsuri, veamos dashi, yatai o mikoshi, que son las carrozas o procesiones que suelen llevar los participantes del matsuri.
Mikoshi, los santuarios portátiles de los matsuri
Los mikoshi o también llamados omikoshi, literalmente palanquín divino, son pequeños santuarios portátiles que suelen usarse en los pasacalles y desfiles de los matsuris sintoístas. Son llevados a hombros de los integrantes de la comitiva del festival.
Es como un santuario a escala, coronado por un fénix chino, que no renace de sus cenizas como el occidental, y también pueden llevar cascabeles.
Antes del matsuri, se hace un pequeño ritual, llamado mitama utsushi, donde el kami que «vive» en el santuario se traslada al mikoshi. Esto suele ser algo simbólico y dentro del mikoshi se pone un objeto sagrado como un espejo. En algunos festivales hay mikoshi de un tamaño inferior para que sean llevados por niños y así participen en el matsuri. Generalmente detro de estos mikoshi, se suele poner un papel bendecido con el nombre del kami.
Durante el desfile, el mikoshi es llevado por diferentes lugares del vecindario donde se zarandea con fuerza para que los cascabeles resuenen fuerte mientras gritan «washo, washo». Se cree que así se potencia el poder benefactor del kami y ayudar a los vecinos a echar la mala fortuna y los malos augurios. A veces se coloca en lugares concretos para que el kami bendiga el lugar, normalmente para ayudar con la cosecha, salud, etc… e incluso se sumerge en el agua del río o mar para pedir buena pesca o evitar tsunamis.
A pesar de que el mikoshi clásico es un santuario «portátil» con unas caracteríscas muy concretas, también pueden tener diferentes formas, como el que pudimos ver en el Kanamara Matsuri.
Dashi y yatai, las carrozas de los matsuri
Al contrario que los mikoshi, los dashi y yatai son mucho más grandes, por lo que son llevados, o arrastrados, por otras personas, e incluso son tan grandes que pueden llevar a otras personas encima mientras que en un mikoshi está prohibido que alguien.
Al ser tan grandes, permiten mucha mas decoración que los mikoshi, y no tienen unas características tan marcadas como los santuarios portátiles por lo que los creadores de dashi y yatai se permiten crearlos de todas las formas posibles.
Aunque se les llama dashi o yatai, estas carrozas reciben diferentes normbres según la localidad, aunque en el inicio se llamaban hikayama o simplemente yama, que significa montaña. Esto es porque en los orígenes del sintoísmo, la religión autóctona de Japón, se pensaba que las montañas eran «shintai», lugares donde viven los kami y la idea era que la carroza se asemejara a una montaña, para condiserarla un «yorishiro», lugar u objeto que atrae a los kami. Al final, el origen de los dashi viene a ser muy parecido al propósito actual de los mikoshi.
Hay que tener en cuenta también que yatai es un término muy popular para referirse a los puestos callejeros de comida que también están en los matsuri pero no hay que confundirlos, tampoco «dashi» con el caldo dashi, que es propio de la gastronomía japonesa. De todas formas, cada localidad suele denominarlos de una forma diferente como danjiri en el Kishiwada Danjiri Matsuri de Osaka, yamahoko en el Gion Matsuri de Kioto o hikimono en el Kanda Matsuri de Tokio como algunos ejemplos de sinónimos de dashi y yatai.