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Sintoísmo, el camino de los kami

A ver, voy a ser sincero, en una entrada no os puedo explicar toda la complejidad del sintoísmo, la religión autóctona de Japón, pero sí que me he dado cuenta que en muchos artículos uso términos relacionados con esta religión propia de Japón y, como no puedo estar explicándolos en cada post, pues debería tener un lugar donde comentar por encima de qué va y algunos de los elementos que vamos a encontrarnos en la vida cotidiana japonesa para que cuando estés viajando por el país sepáis qué estáis viendo y lo que representa.

El shinto o sintoísmo

Como ya os he comentado, el shinto o sintoísmo, es la religión autóctona de Japón. Shinto significa literalmente «el camino de los dioses» o, más bien, «el camino de los kami». El objeto de adoración del sintoísmo son los kami, que muchas veces se traduce como dioses o espíritus, aunque el significado no se adecúa realmente a esas traducciones.

Generalmente, se puede decir que los kami son los diferentes elementos y fuerzas de la naturaleza como los ríos, montañas y árboles; los procesos vitales como crecer, salud, fertilidad, cosecha, pesca, cambios; y los ancestros de la familia imperial pero también los de nuestra propia familia que son venerados en el kamidana, el santuario doméstico que hay en muchas casas japonesas.

Hay un dicho que dice que existen 8 mil millones de kami, una forma de hablar de todo lo sagrado que hay en el cielo y en la tierra.

El sintoísmo es una religión animista que considera que los kami viven contenidos en lugares de la naturaleza como un árbol, río o montaña, o en objetos manufacturados como joyas magatama, espejos o o espadas, conocidos todos como yorishiro, objetos y lugares que atraen al kami. En el caso de las piedras como yorishiro, son llamadas Iwakura, como las Meoto Iwa, las rocas casadas de Ise, y en el caso de los árboles son conocidos como «shinboku».

Una vez que el kami «vive» en el yorishiro, se le conoce como «shintai». El shintai más conocido es el monte Fuji, considerado sagrado en el sintoísmo.

Estos shintai os lo encontraréis donde menos os esperáis, en medio de una calle o de un bosque. Genralmente están señalados por cuerdas shimenawa que los identifica como lugares sagrados, o con algún torii, marcando el camino a un territorio sagrado.

Los kami no tienen por que ser buenos o malvados, pero al igual que la naturaleza, hay que tratarlos bien para recibir sus bendiciones. El sintoísmo no es una religión que use el proselitismo, es decir, no busca la captación de adeptos sino ser un vehículo de entendimiento entre los kami y las personas. Por eso, aunque en todo el país tiene elementos en común, hay cosas muy diferentes de un lugar a otro incluyendo la liturgia o los rituales.

Además de todos los kami que puedan vivir en los shintai, hay varias dedidades principales, con representación antropomorfa, como Amaterasu, la diosa del Sol, antepasada del primer emperador japonés a la que la familia imperial japonesa debe su supuesto origen divino.

El emperador Jinmu, el primer emperador de Japón y descendiente de dioses

Aunque el sintoísmo no cuenta con un libro sobre el que circule toda su liturgia y creencias, como la Biblia en el cristianimos o el Corán en el islam, sí que tiene relatos compilados que cuentan la historia de los diferentes dioses como el libro histórico más antiguo de Japón, el Kojiki, literalmente «Registro de cosas antiguas», o el Nihonshoki, aunque éste no se centra tanto en temas religiosos. Ambos son de principios del siglo 8 d.C. y cuentan la historia de los diferentes dioses principales, así como sus viajes desde el Takamagahara, la alta planicie celestial donde moran los dioses, al «ashihara no nakatsukuni» donde vivimos los mortales.

El sintoísmo y el budismo

En Japón conviven mayoritariamente, y con mucha armonía, dos religiones: sintoísmo y budismo. El budismo fue introducido por los chinos en el archipiélago japonés en el siglo VI d.C., y se adaptó a la vida japonesa fácilmente.

Lo cierto es que ambas religiones tomaron prestadas algunas cosas la una de la otra, llegando un momento en el que ambas se fusionaron en la figura del emperador de Japón.

Con la restauración Meiji, sintoísmo y budismo se desligaron mutuamente, pero tras un tiempo siendo la misma, es posible encontrar elementos budistas en santuarios sintoístas y elementos sintoístas en templos budistas. Esto no siempre es así, y hay lugares más rigurosos que otros con los elementos propios de cada religión pero es fácil encontrar personas que sigan rituales budistas y sintoístas sin ningún tipo de problema. Eso sí, hay que respetar a quien solo siga una de las dos.

El sincretismo que ha propiciado esta convivencia puede resultar muy curioso pero no se da ni en todos los elementos religiosos ni en todos los practicantes de la religión, si bien es cierto, que practicantes del sintoísmo, tal y como podamos entender en Occidente como practicante, es más complejo de indentificar.

El sintoísmo en la vida de los japoneses

A pesar de la impresión que pueda darnos tras lo que llevamos leído de artículo, lo cierto es que los japoneses no son especialmente religiosos… al menos no como lo podríamos entender en Occidente donde se podría confundir una persona muy religiosa con un integrista.

Los elementos religiosos, tanto budistas como sintoístas, conviven con total normalidad con la vida cotidiana de los japoneses sin más interferencia más allá de alguna oración, reverencia u ofrenda en algún momento particular.

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