El día 2 de enero, la familia imperial saluda a su pueblo desde el palacio y permite la entrada a los jardines durante ese momento tan solemne.
Lo cierto es que es una tradición relativamente reciente, concretamente desde la II Guerra Mundial cuando el Emperador tuvo que renunciar a su condición de divinidad ante el pueblo japonés.
La verdad es que el saludo es bastante escueto por lo visto: salen, saludan a la multitud durante un tiempo que les ovaciona con las banderitas y poco más.
Esta «tradición» ha vuelto tras un par de años cancelada debido a la pandemia de COVID.