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Obon, la visita de nuestros antepasados


El OBON en Japón o simplemente BON es una festividad muy parecida a nuestro Día de Todos los Santos no tanto en tradición como en objetivos.

En estos dí­as se celebra y se recuerda a los familiares ya fallecidos, la gente que vive en la ciudad vuelve a sus pueblos donde visitan las tumbas, las limpian y les rezan oraciones.

Durante estos dí­as, existe la creencia de que los antepasados familiares vuelven a sus casas, incluyendo algunos que hacen ofrendas a sus familiares, incluso ponen un par de zapatillas en la puerta de entrada o encienden farolillos en la entrada llamados «mukae-bi».

El OBON es una fiesta budista que se celebra entre el 12 y el 15 de agosto aunque esta fecha varí­a dependiendo de la región ya que depende de si sigue o no el calendario lunar. De todas formas suelen celebrarla en agosto para hacerla coincidir con las vacaciones de verano y es una de las otras celebraciones en las que se intercambian regalos  (la otra es Año Nuevo).

Según la tradición, en el atardecer del día 13 se encienden pequeñas fogatas en los patios de las casas para que las almas de los antepasados fallecidos encuentren el camino de regreso a casa.  Durante los días posteriores se monta un pequeño altar llamado obon-dana o tama-dana donde se realizan ofrendas con dango (bolas de harina con arroz) o cosas que realmente les gustasen a nuestros antepasados.

El Obon Sejiki-e es una ofrenda que se realiza en los templos Sotoshu para consolar las almas ancestrales.

El dí­a 16 se cree que el espíritu vuelve montado en vacas y trayendo su equipaje en caballos por eso ese día se hacen ofrendas montando con pepinos y berenjenas las formas de las vacas y caballos. Se dice que viene en caballo porque quiere llegar rápido para ver a sus seres queridos pero que vuelve al más allá en vaca para irse lo más despacio posible.

El último dí­a del Obon se colocan linternas flotantes en los rí­os para iluminar el camino de vuelta de los espí­ritus a sus lugares de reposo y también unos papelitos amarillos que simbolizan dinero para que no tengan problemas al volver. A estos fuegos se les conoce como «okuribi», fuegos de despedida y este ritual se conoce como Toro Nagashi.

En muchos pueblos de Japón, el Obon va acompañado de un pequeño festival al que se le conoce como Bon Odori. Normalmente en el centro de la celebración, se monta un escenario con una torre donde en la parte superior hay unas personas tocando taiko (tambor) mientras en la parte inferior y fuera del escenario, se realizan bailes al son del tambor. Es un festival muy vistoso y colorido a pesar de tener un transfondo tan triste, pero en esta festividad, a los difuntos se les recuerda con alegría porque vienen a visitarnos.

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