En otoño, y en según que lugares de Japón, se hace muy habitual un alimento muy propio de esta época: los caqui deshidratados, llamados hoshigaki.
Hay lugares como el pueblo de Koshi, en la prefectura de Yamanashi, o Shika, en la península de Noto, donde es fácil ver cortinas de caquis preparados para su deshidratación al aire dando una imagen bastante peculiar a sus casas.
Y esto es porque todo el proceso es artesanal y natural. Los agricultores recolectan los caquis y los cuelgan en ventanas y entradas de sus almacenes para que el sol y el aire los vaya deshidratando. El proceso requiere que a los caquis se les den vueltas mientras se ablanda con las manos para obtener ese aspecto alargado que terminan teniendo.
Además, son populares por otra cosa. Los caquis se usan para el korogaki, son de una variedad más estringente que evita la resaca. Gracias a sus vitaminas y su efecto astringente dicen que es ideal tomar un par de caquis deshidratados antes de beber y así el alcohol y sus efectos se eliminan más rápidamente.