En Japón, casi como en cualquier lugar del planeta, el alcohol juega un papel fundamental en las reuniones sociales. Como en todos sitios, el alcohol se utiliza para favorecer las relaciones sociales pero además para favorecer, también, las relaciones laborales. En Japón, más que un factor social, a veces se convierte en laboral y obligatorio.
Muchas veces, después de salir de trabajar, parece que los empleados deciden irse de juerga con sus compañeros de empresa para reafirmar sus enlaces con sus jefes o compañeros, o a veces incluso para quedar bien con un cliente importante. Por eso a veces se emborrachan porque no les queda otro remedio, y es que, laboralmente, se lo han impuesto. A esto se le llama Nomikai o tsukiai, en contraposición al konpa.
El konpa son, generalmente, estudiantes universitarios (o de instituto precoces) que se reúnen para beber. La mayoría de edad para consumir bebidas alcohólicas en Japón es de 20 años, pero como pasa en muchos sitios, parece que la edad legal para beber es fácil saltársela. En el caso del konpa incluso se siguen reuniendo después de haberse graduado en la universidad pero con el tiempo las relaciones se van diluyendo y terminan, e incluso en el caso de que se casen, inmediatamente dejan de acudir a ella. Los konpa gozan de su propia idiosincrasia habiendo un konpa para cada momento especial como cuando entra un novato (conocido como Shinnyuusei Kangei Konpa).
En estas celebraciones, tanto nomikai como konpa, los brindis se hacen al grito de kanpai, aunque en los nomikai estas exaltaciones se hacen una vez comienza a tener efecto el alcohol. No se os ocurra decir «chin-chin» porque es como decir «pito».
Una regla no escrita es que, los nuevos deben llenar el vaso del compañero si este te lo alza, aunque luego igualmente, te lo llenarán a ti si haces lo mismo. La cuestión es que normalmente es otro quien rellena el vaso propio.
De todas maneras, si que es cierto que, al contrario que los occidentales, los japoneses prefieren emborracharse en lugares cerrados y ajenos al público alquilando habitaciones de tatami o karaoke para emborracharse a gusto y sin molestar a nadie donde mayormente beben cerveza y a veces whisky.
No es de extrañar que existan los nomihoudai, establecimientos del tipo «paga X y bebe lo que quieras», que suele salir más rentable para el que invita.