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Hari kuyo, el festival de las agujas rotas

Cada 8 de febrero se celebra en Japón un ritual muy entrañable. Este día las personas que se dedican a la costura, así como a cualquier trabajo que implique el uso de agujas, se despiden de las agujas usadas en el último año o de las agujas que se hayan roto, agradeciéndoles su trabajo.

Como forma de agradecimiento, ese día no se cose, o no se realizan trabajos donde se usen agujas.

Y es que, como bien sabéis en Japón el sintoísmo, la religión autóctona del país, se cree que los objetos desarrollan su propia alma. Y hay que tratarlos bien para que no se conviertan en malvados espíritus y traigan la mala suerte a las profesiones.

Así que desde hace más de 400 años, cada 8 de enero en la región de Kanto, donde está Tokio, y cada 8 de diciembre en la región de Kansai, donde se encuentran Osaka y Kioto, miles de agujas acaban en un santuario o templo donde se clavan en trozos de tofu, agradeciéndoles su ayuda y pidiendo mejorar para el siguiente año.

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